El misterio del número 15.

Era una mañana como otra cualquiera, Ravn y yo el día anterior miramos un piso que nos gustaba, así que cogí el teléfono y llamé. El chico de la inmobiliaria me dio una dirección, calle Poeta Altet, número 15.

Esa misma tarde, nos dispusimos Ravn y yo a coger el tren rumbo a Valencia. Llegamos, todo muy rutinario, tren y metro para llegar a nuestro destino. Íbamos andando tan tranquilamente cuando llegamos a dicha calle. Empezamos a buscar, y la numeración parecía puesta por un lunático, números que faltaban, el orden era inexistente… A pesar de todo eso, llegamos al 13, se veía el 14, estábamos cerca o eso pensamos. Para nuestra sorpresa, topamos con un parque, no había número 15.

Valencia nos la había jugado, no estaba el número 15. Ravn, en un intento desesperado, después de dar una vuelta y media al parque, sacó el móvil y buscó con el GPS, aunque solo conseguimos dar una estúpida vuelta más. La gente de los alrededores pensaría que estábamos locos, o simplemente que éramos subnormales, yo también lo pensé.

Llegamos a una especie de colegio, medio en ruinas, que daba un asco considerable, pero tampoco tenía número, aunque según mi GPS (Sí, yo volví a probar con el GPS) ese edificio era el número 15. Preocupados, Ravn y yo volvimos al inicio de la calle, y nos dispusimos a llamar al tipo de la inmobiliaria, para decirle hijo de puta entre otras cosas.

Sorprendentemente un chico apareció con un teléfono en mano, sonando, y dijo que nos estaba esperando. Era el tipo de la inmobiliaria, según él jamás dijo nada del número 15. Ravn y yo seguimos pensando si en verdad fue culpa de Henry, por ser un maricón, o una simple confusión.

Deja un comentario